Habitación 412

Doblando la esquina de izquierda a derecha,
se alza un motel de gran acepción;
subiendo sus pisos, en la cuarta te espera,
la recámara perfecta, la cámara del amor.
 
Grabado en su puerta de roble macizo,
se halla el número de la habitación,
un cuatro y un doce se unen seguidos:
412 es el salón.
 
La sala que anida una extensa cama,
que luce cortinas de seda imperial,
que brilla ostentosa por su grata fama,
te invita gustosa a entrar y probar.
 
En ella los hombres han dejado su historia,
sus odios y amores en el lecho real;
parejas sexistas, amateurs y locas,
han dejado su insignia en la alcoba especial.
 
De día el cuarto se limpia y se arregla,
en la noche empieza su dulce función;
no hay reparo en el gusto, allí todos entran,
la única ley es la pasión.
 
Los dúos más vivos a ella ingresan,
seguidos de otras especias y más,
a veces los gritos y gemidos alertan,
a todos aquellos cercanos al lugar.
 
Sabido es por todos que al arder el deseo,
412 será la que resolverá,
por qué no te detienes y pruebas con éxito,
la magia que posee la suite ideal:
412 te complacerá.

911

Cuando te sientas sola en tu casa vacía,
cuando el miedo ataque tu fuerte control,
toma el teléfono, marca en seguida,
el número mío que es salvación.
 
Como en el 911 serás asistida,
escuchada y oída con precaución,
a través del teléfono serás asistida,
entretanto mi vida, llego a tu mansión.
 
Mi amor, que tus penas no sean problemas,
que tu falta de afecto no afecte tu obrar,
que la espera no deje tu alma serena,
sumida en tornados de confuso pesar.
 
Ve corriendo y espérame con puertas abiertas,
ven infórmame del caso que es que se da,
dame datos precisos del mal que te aqueja:
tu 911 querido acaba de arribar.
 
Con mi roce y mi beso calmaré tu dolencia,
con mi verso perfecto, tu honda soledad,
con mi humilde cuerpo saciaré tus apetencias,
de estudiar en silencio un amante especial.
 
Siempre que necesites en tu vida completa,
un hombre sincero que colme tu faz,
un señor que proteja tu casa y tu tierra,
un amigo y amante que te haga vibrar,
no dudes en vilo tomar el teléfono,
y segura de ti ágilmente marcar,
el número mío que es predilecto,
tu 911 que te auxiliará.

Viva el deseo, las mujeres y la vida

¡Viva el deseo, las mujeres y la vida!,
triada perfecta para un hombre de valor,
intrépido aventurero que busca travesías,
que anda por el mundo en búsqueda del amor.
 
Si se habla del deseo que motiva las partidas,
las llegadas y venidas de un humano emprendedor,
es debido y apropiado resaltar con alegría,
que el anhelo y la codicia son motores del corazón.
 
Las mujeres, como reinas, siempre andan por el mundo,
seduciendo y rechazando a quién aman y a quién no;
sin embargo sus talentos les conceden el indulto,
de ser dueñas insensibles a los juicios de control.
 
Mas la vida siempre viva nos controla la alegría,
regalando y renegando el éxito de hoy,
manteniendo siempre a prueba a los hombres de sí misma,
marionetas que motiva a alcanzar su afición.
 
¡Viva el deseo, las mujeres y la vida!,
triada perfecta para un hombre de valor,
intrépido aventurero que busca travesías,
que anda por el mundo en búsqueda del amor,
de un nuevo anhelo, una nueva oportunidad,
que le permita en todo momento crecer un poco más.

Vendiendo las estrellas

Yo soy un humilde carpintero, al que lo han buscado para construir un sueño. Me dijeron: «Quiero que me hagas una torre  que suba a las estr...