En un momento pensé que no volvería a soñar,
que de mi canto y de mi pluma no quedaría más.
Pero la vida no solo da, también entrega redención,
y de las cenizas del poeta, resurgió el trovador.
Y es un cantor, no como ayer,
que se negaba y se escondía,
que no sabía qué emprender.
Confundido y olvidado entre los afanes del ayer;
ya no más, estoy centrado, en las batallas a emprender.
¿Y quién dirá "no hables más"?
guarda silencio, me molestas, escuchar, no quiero más.
¿Sobre cuáles hombros pesará el opresor?
sobre los míos ya no pesa, en verdad lo afirmo hoy.
¿Por qué temer? ¿por qué dudar?
Si a mí me escuchan o me leen, a mí qué más da.
Conmigo está el que desea; contra mí, aquél que crea,
que derrumba una muralla, con espadas de madera.
No pude más, aunque traté;
ni el trabajo, ni los afanes la pudieron vencer.
no hay prisión que la contenga, ni cadena que retenga,
esta musa que en mí llevo, que cual fuego a mi me quema.
¿Dónde dirán "ahí lo ven"?
no ha podido, ha fracasado, nadie lo escucha ni lo lee.
Lamento mucho su alegato,
su intención fuera de plazo,
no recibe a los ingratos mi corazón enamorado.
Y volará, sin ya temer,
entre las manos de mi esposa,
ante los ojos de mi bien.
Y brillará en lo elevado,
como centella de norte a sur,
mi corazón enamorado,
será mi guía y mi luz.
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